Inmersos ya en pleno otoño, son muchos los aficionados que campean por nuestros montes en busca de esas setas tan apreciadas para los que gustan de su consumo. Siento decir que de un tiempo a esta parte tengo un sentimiento de rechazo hacia estas personas que sólo ven en las setas uno, dos o tres tenedores, que es así como las catalogan desgraciadamente en algunas guías.
Imagino que será por el grave deterioro que se produce en nuestros montes debido a las malas prácticas y a la extracción abusiva en muchos casos, y no hace falta nada más que darse una vuelta un lunes por la mañana por un monte en el que se hayan cogido setas durante el fin de semana.
Desde la
Asociación Micológica y Botánica Ribera del Malucas, hemos siempre defendido que lo principal es la conservación de los hongos y para ello no nos cansamos de realizar actividades encaminadas a ello, (cursos, exposciones, conferencias, etc) dejando de lado todo el aspecto gastronómico (en 7 años que llevamos funcionando todavía no se ha dado una charla sobre cocina micológica o similar) y siempre intentando que no ocurra lo que desgraciadamente sucede todos los otoños que la fructificación de setas es más elevada, las tan temidas intoxicaciones. Y es que en los últimos días han sido alrededor de 15 las personas intoxicadas gravemente con
Amanita phalliodes, cosa que no debiera suceder sino se perdiera el respeto hacia estos seres tan extraordinarios.
Mi punto de vista es totalmente utópico, lo sé, pero me gustaría que las setas se valoraran exactamente igual que la flora, la fauna o el paisaje, un elemento más del que disfrutar en nuestros paseos por el campo, por este motivo, nunca hago referencia a la comestibilidad de las setas en mis entradas (y nunca lo haré) ya que me gustaría que se empezarán a ver con otros ojos, sabiendo que su labor en el medio es tan importante como la de cualquier otro ser vivo.
Después de esta reflexión, me gustaría presentaros hoy esta bonita seta del orden de los Russulales, la Russula sanguinea, antiguamente denominada Russula sanguinaria.
Es este un género al que es muy sencillo llegar, debido a que todas las setas que lo conforman poseen una textura granulosa (rompen como una tiza) y carecen de latex (propio del género lactarius, aunque no exclusivo), pero que una vez en él es muy complejo determinar muchas de las especies, ya que el parecido hace que el uso del microscopio y las claves de color de la esporada sean prácticamente inevitables.
La descripción detallada la podemos encontrar en cualquier guía un poco decente, pero como principales características podemos resaltar: un sombrero deprimido en la parte central, con el margen irregular y algo incurvado, de cutícula no separable y de un intenso color rojo que recuerda al de la sangre, unas laminas son de color cremoso, como la esporada, y el pie concoloro con el sombrero en la parte alta y central, y más claro hacia la base.
Micorriza con pinos, como podéis apreciar en la fotografía, fructificando durante el otoño aunque no de forma abundante. Podemos confundirla con otras Russulas de colores similares y también típicas de los pinares como R. drimeia o R. torulosa, de colores púrpuras o vinosos.
La fotografía la realicé el pasado otoño en un pinar cercano a Navalmanzano, en una salida didáctica con una asociación cultural de un pueblo vecino al nuestro.
Subdivisión - Basidiomycotina; Orden - Russulales; Familia - Russulaceae
Género - Russula; Especie - Russula sanguinea
50mm; f10; 1/10; 100ISO; +0,3 EV; Trípode